lunes, 25 de julio de 2016

#EEUU


 Primer día de la Convención Demócrata.


Arrancó esta noche en Philadelphia la Convención Nacional 2016 del Partido Demócrata, donde Hillary Clinton será nombrada oficialmente candidata a Presidenta de los Estados Unidos para las próximas elecciones de noviembre.



Si decía la semana pasada que la Convención Republicana fue una sucesión de mensajes duros, fuerza e insultos contra sus rivales, los demócratas definitivamente tienen otro estilo. Sus convenciones recuerdan más a galas de los premios Oscars, con actuaciones musicales (como Paul Simon), chistes y momentos cómicos, y discursos más variados e inspiradores.

Pero lo que si recordó a los republicanos fueron los follones internos y la desunión, mucho menos disimulada si cabe.

Todo ha estallado desde ayer. Wikileaks sacaba a la luz varios correos venidos del Cómite Central Demócrata donde se instaba a perjudicar a Bernie Sanders para impulsar a Hillary Clinton en las primarias. Ayer dimitió la jefa del Comité, Wasserman Schultz.

Todos sabíamos que Hillary era la candidata "oficialista" y Sanders el independiente, pero la constatación de que el propio seno del partido no actuó con la imparcialidad que debe ha irritado lógicamente a los seguidores de Bernie (aproximadamente un 35% en primarias).

No creo que sea casualidad que estos correos se hayan hecho públicos justo ahora. Hay incluso el rumor por EEUU que el propio Trump habría forzado esta publicación para reventar la Convención. Pero lo cierto es que si bien los demócratas se rieron a carcajadas la semana pasada de los follones republicanos en torno al liderazgo de Trump, hoy han visto como incluso superaban en discordias a sus rivales políticos.

Porque si algo son los republicanos (en general) es disciplinados. Ted Cruz se negó el miércoles a apoyar a Trump y fue convenientemente abucheado, mientras que el nuevo líder era mayoritariamente vitoreado.

Pero los demócratas no son así, llevan la rebeldía en sus venas. Con mucho menos tiempo además que sus rivales republicanos para asimilarlo, los partidarios de Sanders han comenzado la convención abucheando cada vez que se nombraba el nombre de Hillary. Y no puede haber peor propaganda para una candidata presidencial que la abucheen en su propia convención.

El propio Sanders tuvo que mandar un tuit a sus seguidores llamando a la calma. La situación se estaba saliendo de madre. Incluso la actriz, cómica y reconocida sanderista Sarah Silverman tuvo que llamar la atención a los folleneros: "Los revoltosos de Sanders estáis haciendo el ridículo".






Es curioso como los republicanos tienen el problema en su cúpula (la mayoría de las grandes figuras se ha negado a apoyar al candidato) mientras que las bases obedecen ciegamente. Por su parte, toda la plana mayor demócrata está con Hillary, pero son gran parte de sus afiliados los que están en su contra.

Para campear el temporal, el Partido Demócrata trató de apelar al corazón izquierdista del sanderismo hablando de integración y derechos homosexuales. Iluminó la convención una niña de 10 años llamada Karla Ortiz que vino con su madre, una inmigrante dominicana sin papeles. 

El enternecedor discurso de Karla, que llegó a decir en español: "Soy americana y vivo el sueño americano" contrastó con la insensibilidad republicana que la semana pasada pedía a gritos la construcción de un muro con México mientras que se tachaba a los inmigrantes ilegales de peligrosos y desalmados delincuentes.

Por supuesto, no faltaron los recados al candidato republicano. Destacó el humor del senador Al Franken: "Yo me saqué mi doctorado en Megalomanía en la Trump University" y las críticas a la xenofobia trumpiana de los senadores Elizabeth Warren y Cory Booker. Incluso proyectaron varios vídeos con las peores perlas del susodicho y hasta habló una de las estafadas de la fraudulenta Trump University.

Entonces llegaron las grandes estrellas. Porque si hay alguien que puede unir de nuevo al Partido Demócrata, esa es Michelle Obama. La popular primera dama salió para ofrecer uno de sus famosos y bonitos discursos, con los que logró los aplausos de todo el pabellón, aún cuando apoyó firmemente a Hillary.

Pero todos los focos estaban puestos en el último invitado de la noche, el mismísimo Bernie Sanders. El experimentado político tenía ante si la difícil encrucijada de comerse el orgullo herido y calmar a sus tropas o despotricar ante el partido que le ha robado (o al menos perjudicado) su oportunidad de llegar a la Casa Blanca.

Quizás habría hecho lo segundo... sino fuera por Trump. 

La actitud del senador de Vermont fue absolutamente irreprochable. No solo apoyó a Hillary, sino que incluso la cedió gran parte de su discurso social izquierdista, asegurando que ella también está comprometida con subir los salarios, reducir las diferencias entre ricos y pobres, ayudar a los jóvenes, luchar contra el cambio climático, etc. Terminó sentenciando: "Estoy orgulloso de acompañar a Hillary"

Bernie Sanders levantó aún más aplausos que Michelle Obama y le dio un nuevo aroma de paz a la convención con el que pareció haber cerrado el debate en torno a la candidata Hillary Clinton.

No obstante, hasta mañana no saldremos de dudas. Sabremos entonces si el ejército sanderiano vuelve a la carga o cede para que la Convención sea lo que el Partido Demócrata pretendía y esperaba: un clamor contra Donald Trump. 


Firmado: David Rubio


06:23

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