martes, 26 de julio de 2016

#EEUU


 Segundo día de la Convención Demócrata.


Todavía con la resaca del escándalo de los emails y con el miedo de que los seguidores de Bernie Sanders volvieran a armarla, arrancaba esta segunda velada de la Convención Nacional del partido.


Hoy el día apuntaba a alto riesgo. Se celebraba la votación definitiva por estados entre Hillary Clinton y Sanders. Aunque el resultado ya estaba decidido a favor de la primera, muchos temían que los sanderistas aprovecharan el momento para reventar la convención.

Quitarle la palabra a los rebeldes estaba descartado. Luego los últimos acontecimientos, el Partido Demócrata necesita como agua de mayo aparentar toda la democracia interna que sea posible.

Así, han dejado hablar a representantes de ambos bandos y solo les quedaba rezar porque el mensaje del discurso de ayer de Bernie Sanders llamando a la unidad surtiera efecto.

Y francamente, diría que si. La votación se ha desarrollado con bastante normalidad. Los rebeldes han canalizado su rabia en alabanzas hacia Sanders, y no en abucheos a Hillary.

Aun así, el día no ha estado exento ni mucho menos de follones. Unos 200 delegados sanderistas han abandonado la votación en señal de protesta e incluso han ocupado la sala de prensa del pabellón de Filadelfia, en señal de protesta.

Pero a diferencia de ayer, todos estos actos de rebeldía han ocurrido fuera de las cámaras. La convención se ha desarrollado con normalidad. Incluso el propio Sanders ha hecho un nuevo gran servicio a la causa, pidiendo que su estado (Vermont) votara al final.

El político socialista ha sido por tanto el último en hablar y ha renunciado a todos sus votos para cedérselos a Hillary. Por tanto aunque el resultado real de la votación fue: Hillary 2.624 - Sanders 1633, el resultado oficial quedará como Hillary todos - Sanders 0.

Es realmente digna de alabar la actitud de Bernie, un hombre de 74 años que hace poco no era ni militante del partido y que ahora está continuamente tragándose su orgullo herido todo por ayudar a la candidatura de Hillary Clinton. Sigo sospechando que no lo hace por ella, sino por Trump. Habrá que esperar a que se pasen las elecciones para ver si dice lo que de verdad piensa de todo esto.

En cualquier caso, los ánimos se calmaron, al mismo tiempo que se estaba haciendo historia. Hillary Clinton era la primera mujer candidata a presidenta de los Estados Unidos en los más de 200 años de larga historia de este país.

El Partido Demócrata decidió aprovecharlo al máximo y declaró hoy el día del feminismo como cura para todos sus males. 

Los discursos de la noche se centraron en destacar el histórico hecho. Muchas mujeres hablaron, como las de la Asociación 'Mothers of the movement'. Se trata de 9 madres afroamericanas, cuyos hijos fallecieron a causa de la represión policial, un tema que ha traído mucha polémica este último año. Diversidad y feminismo, 2 cosas que los demócratas pueden presumir mil veces más que los republicanos.

También fue muy destacado el discurso de la antigua secretaria de estado Madeleine Albright. Toda una referente de las mujeres políticas durante los 90 y 2000.

Albright, una de las voces más autorizadas para hablar de política internacional, tachó de absurdas y desastrosas las ideas aislacionistas de Donald Trump.

El indisimulado machismo exhibido por el candidato republicano se convirtió también en un arma perfecta en manos de los oradores demócratas para mandarle dardos sin salirse del aura feminista autodeclarada para hoy. Se escucharon muchas frases como: "Las mujeres son la razón por la que no vas a ser elegido, Donald".

Pero la estrella de la noche curiosamente no fue una mujer, sino el "maridísimo". Hacia el final de la convención apareció el expresidente Bill Clinton. Un hombre bastante apreciado incluso entre los demócratas más contrarios a su mujer.

Bill demostró una vez más el animal político que es. Con un discurso de más de 45 minutos nos descubrió el lado más humano de Hillary, contando anécdotas personales sobre cuando se conocieron, su matrimonio, familia y carrera política. 

El expresidente sabe que gran parte del pueblo americano ve a la candidata demócrata como una política fría, calculadora y ansiosa por el poder. Por esto, Bill Clinton no pudo hacerle un favor más grande a su mujer que humanizarla ante el público, a la vez que la llamó "change maker woman". No mencionó a Trump ni una vez. No entró en polémicas. Solo habló con su característico estilo cercano y sus toques de humor. Perfecto. 

Luego de Bill vino otra cara bien representativa de las mujeres triunfadoras americanas, Merlyn Streep. La galardonadísima actriz es pública partidaria de Hillary desde hace tiempo y no dudó en asistir a Philadelphia para apoyarla. "En noviembre, unos 100 años después de lograr el voto femenino, podemos volver hacer historia".

Cerró la gala la actuación de Alicia Kays, pero el broche de oro lo puso la propia Hillary. Al final de la actuación apareció vía satélite en una pantalla en la que se partían en mil pedazos las fotos de todos los hombres presidentes que la han precedido.

Apenas habló. Solo dio las gracias y culminó con esta preciosa frase: "Si hay niñas viéndome ahora, que sepáis que yo puedo ser la primera presidenta pero la siguiente es una de vosotras".

Y así, con esta enorme muestra de progreso y diversidad (inalcanzable para los republicanos), terminó esta segunda noche de Convención.

Los follones no han acabado. Hillary sigue estando discutida en su propia casa. Pero creo que hoy los demócratas si lograron dar un firme paso adelante, con el avance social como bandera.

Pero esto no se acabó. Aún nos quedan 2 días más.


Firmado: David Rubio


06:31

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